martes, 6 de octubre de 2009

La soledad, es un pájaro grande multicolor...

A muchos de los que conozco les gusta la noche. Lo que realmente no conozco es a muchos que les guste por lo que me gusta a mí: por la soledad. Y esa sí es una palabra maldita para muchos, pero para mí la noche bien entrada tiene como efecto directo la tranquilidad, la posibilidad de estar a solas conmigo misma. Es esta mi única hora del día, o más bien, de la noche, en que todos duermes, tranquilos, sin peligros, sin necesidad de cuidados. Así, noche a noche, llego a mi remanso de paz.

Yo los observo, observo a las personas a mi alrededor. La mayoría no necesita estar consigo mismo, a ninguna hora, no importa, ellos no lo requieren como requisito en sus vidas. Piensan rodeados de gente, haciendo varias tareas a la vez, y yo, desde pequeña, necesito, requiero la soledad. Por eso es que mi única opción es la noche, bien entrada y fresca, cuando sólo los faroles de las calles están encendidos. Aquí estoy conmigo, pensando en lo que tuvo el día que me tocó a fondo, pensando en la risa de mi padre ya muerto, en mi repentino amor por las plantas, en lo que voy llenando mis días.

Esta es la hora de mi escape. No hay otra por una simple razón: no hay manera que tu familia entienda esto, que tu hijo entienda que ahora no te puede hablar porque necesitas encontrarte, porque además la hora de las compras tiene un horario que hay que cumplir, porque tu madre se acerca a comentarte algo que puede ni te interese pero que debes atender, porque el teléfono sonó, la vecina gritó, tu día hirvió. Entonces cansados, los que no necesitan encontrarse consigo mismo, llegan al final del día, duermen y te ceden su precioso espacio.

Gracias Dios, te doy, por llenar mis días con aquellos que necesito y que me necesitan, gracias por hacerme fuerte para poder ir al frente y ayudarlos, gracias por darme la cuota exacta de soledad, y gracias mi Dios por la noche, reparadora no sólo por su sueño, sino de tantas, y tantas cosas.

1 comentario:

  1. Soy yo, que bien sabes que por estos dias no estoy muy bien? o tú con tus escritos? Siempre me desprendes una lagrima. Será que te entiendo tanto, será que sé que todo cuanto escribes lo sientes y haces que los demás sientan lo mismo. Aún cuando para mi la noche tiene un significado bien diferente al tuyo, te entiendo.

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